En el primer piso de un edificio que hay en un rincón de un distrito comercial junto a una zona de oficinas, encontramos cierto local. Es el restaurante “Yoshoku no Nekoya”, cuya puerta decora la ilustración de un gato. Fundado hace ya cinco décadas, lleva desde entonces llenando los estómagos de los oficinistas de la zona. Aunque la cocina del local se describe como “cocina occidental”, sus menús van mucho más allá de todo lujo. Sin embargo, para las personas de “ese mundo” es incluso más especial todavía. Hay cierto secreto en Nekoya, y es que cuando los sábados cierra por descanso, el local se llena de “clientes especiales”. Con el tintineo de la campana, sirve la comida más deliciosa y maravillosa que existe a petición de sus clientes, procedentes de todo tipo de ámbitos, poder adquisitivo y etnia. Para los oficinistas no es más que un sitio familiar con platos conocidos, pero para los “clientes del sábado” o “los clientes de ese mundo”, es una cocina como ninguna otra habían probado jamás. Un “restaurante de un mundo alternativo”.